Cómo transformar el triángulo dramático al triángulo virtuoso.

En nuestras relaciones, muchas veces caemos sin darnos cuenta en lo que Stephen Karpman llamó el triángulo dramático: víctima, perseguidor y salvador. Un baile inconsciente que nos atrapa en dinámicas de dolor, dependencia y desgaste.

  • La víctima se siente indefensa, sin recursos.
  • El perseguidor controla o critica, desde la dureza.
  • El salvador quiere ayudar, pero desde la superioridad y la necesidad de ser necesitado.

Aunque estas posiciones se entrelazan, siempre generan frustración y resentimiento. La buena noticia es que existe una salida: convertir el triángulo dramático en un triángulo virtuoso.

El triángulo virtuoso: necesitado, guía y samaritano
triángulo virtuoso
triángulo virtuoso

Este nuevo triángulo transforma la relación en un espacio de crecimiento, dignidad y colaboración:

  • Necesitado: reconoce que tiene una necesidad, pero no se queda en la queja ni en la impotencia; pide ayuda con humildad y apertura.
  • Guía: comparte herramientas, conocimiento o acompañamiento desde la confianza en la capacidad del otro, sin hacerlo dependiente.
  • Samaritano: ofrece apoyo concreto y compasivo en lo inmediato, sin esperar nada a cambio ni quedarse atrapado en el rol de salvador.
Ejemplos de cómo pasar de un triángulo a otro
1. En el trabajo
  • Dramático: Una compañera se queja constantemente de que no sabe usar un programa (víctima). Otra la critica diciendo que nunca aprende (perseguidor). Un tercero se queda horas resolviéndole todo (salvador).
  • Virtuoso: La compañera pide formación (necesitada). El equipo de soporte le explica cómo usar el programa y le da ejemplos prácticos (guía). Un colega le ayuda un día puntual con una tarea urgente (samaritano).
2. En la familia
  • Dramático: El hijo adolescente dice “no puedo con los estudios” (víctima). El padre responde “eres un vago” (perseguidor). La madre hace los deberes por él (salvadora).
  • Virtuoso: El hijo reconoce que necesita técnicas de estudio (necesitado). El padre lo orienta a organizar su tiempo y le enseña cómo planificar (guía). La madre prepara un ambiente tranquilo y lo apoya cuando se atasca (samaritana).
3. En la pareja
  • Dramático: Una persona dice “nunca me escuchas” (víctima). La otra responde con reproches (perseguidor). Luego intenta compensar con regalos o favores (salvador).
  • Virtuoso: La primera expresa: “necesito sentirme escuchada en este tema” (necesitada). La pareja practica escucha activa y valida lo que siente (guía). Después, propone un gesto sencillo de cercanía, como dar un paseo juntos (samaritano).
¿Cómo practicar el triángulo virtuoso en tu vida?
  1. Reconoce tu necesidad: en lugar de esconderla tras quejas o exigencias, exprésala con claridad.
  2. Pide guía, no rescate: busca a quien pueda orientarte y confía en tu capacidad de aprender.
  3. Sé un samaritano consciente: ayuda sin anular, ofreciendo lo que está en tu mano sin perderte a ti mismo.
  4. Celebra cada paso: salir del triángulo dramático es un proceso. Cada vez que lo transformas, generas más libertad y amor en tus relaciones.

Al cambiar el guion dramático por uno virtuoso, no solo cuidamos nuestras relaciones, sino que también nos empoderamos para vivir con más autenticidad y cooperación.

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