¿Cómo funciona el Brainspotting?


El Brainspottig funciona creando las condiciones para que el cuerpo encuentre su camino de regreso al equilibrio, donde la conexión entre la mirada , el cerebro y el trauma son los elementos claves de su éxito.

La conexión entre la mirada, el cerebro y el trauma

Cuando atravesamos una experiencia dolorosa o traumática, nuestro cuerpo y nuestro sistema nervioso la registran incluso cuando la mente consciente no puede procesarla del todo. Es aquí donde el brainspotting entra en escena como una herramienta revolucionaria: una forma de acceder a memorias y emociones profundamente arraigadas a través de la mirada.

La mirada como acceso directo al inconsciente

Uno de los principios fundamentales del brainspotting es que «donde miras afecta cómo te sientes». Esto no es una metáfora poética: cuando nuestros ojos se posicionan en ciertos puntos del campo visual, se activan zonas específicas del cerebro vinculadas a experiencias emocionales no resueltas.

Durante una sesión de brainspotting, el terapeuta ayuda a la persona a encontrar un “brainspot”, un punto ocular donde se activa una respuesta somática o emocional. Ese punto se convierte en una puerta de entrada para que el sistema nervioso acceda a memorias implícitas y comience un proceso natural de regulación y liberación.

El sistema límbico: guardián de nuestras heridas

El sistema límbico es la parte del cerebro que procesa nuestras emociones, especialmente el miedo, la angustia y el dolor. También es el lugar donde se almacenan muchas de las memorias traumáticas en forma de sensaciones y respuestas automáticas.

A diferencia de terapias más cognitivas, el brainspotting no intenta racionalizar o reinterpretar el trauma, sino que permite que el sistema límbico haga su trabajo: sentir, procesar y liberar. En este espacio, el cuerpo también cobra un papel protagonista. Se pueden activar temblores, calor, lágrimas o incluso momentos de silencio profundo donde el sistema nervioso se reorganiza.

El cuerpo, muchas veces excluido del proceso terapéutico tradicional, se convierte aquí en el verdadero sanador.

El “campo neurobiológico”: la conexión entre terapeuta y consultante

Uno de los aspectos más sutiles y poderosos del brainspotting es lo que su creador, David Grand, llamó el campo neurobiológico: una especie de espacio compartido entre terapeuta y consultante, donde ambos sistemas nerviosos se comunican a un nivel profundo y no verbal.

Este campo no se crea con técnicas ni protocolos, sino con presencia plena, regulación y sintonía empática. El terapeuta no dirige ni interpreta, sino que acompaña desde un estado de calma, seguridad y conexión. Y es en este entorno seguro donde el cuerpo encuentra el permiso para sanar a su propio ritmo.

Una sanación desde adentro

El brainspotting no busca forzar un cambio ni analizar lo que ocurrió, sino crear las condiciones para que el cuerpo encuentre su camino de regreso al equilibrio. Es un proceso suave, profundo y, muchas veces, sorprendente.

A través de la mirada, el cerebro y el campo compartido con el terapeuta, lo que estaba congelado comienza a moverse. Y lo que parecía demasiado grande para sostener, empieza a transformarse en algo más integrable y humano.


¿Y tú?

¿Has experimentado momentos en los que una emoción surgió «de la nada»?
¿Te interesa conectar más con tu cuerpo en el proceso terapéutico?

Déjamelo en los comentarios o contáctame si quieres explorar juntos esta poderosa herramienta de sanación.

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